jueves, 30 de octubre de 2008

Hoy es...Oh yes

Uno de los logros de todo artista es superar y someter la técnica de la obra, no permitir que las reglas aprisionen y moldeen el espíritu de su gran pasión. Las pasiones son como el mar, unas veces en calma otras veces en furia, y la técnica es un pequeño bote que el artista ha de saber manejar con destreza y maestría para no naufragar. Debe conducirlo como si no existiera ya que si se preocupa de él no podrá sortear las tormentas. Esta obra es un ejemplo claro de ello.

“Hoy es…Oh yes” alude a un estribillo muy alegre de una canción de propaganda de un almacén de pinturas americanas. Este cuadro está pintado con un fondo verde, el color de la naturaleza y del ensimismamiento primario de la pintora. Aquí vuelve a tratar la línea horizontal, esta vez es una línea expresionista de color metálico que rasga violentamente y adrede la calma del fondo e irrumpe sin recato en el primer plano, queriendo la artista expresar con énfasis el contraste que da una ruptura histórica, el de la antigua línea del horizonte bucólico de la paisajística campesina y su atmósfera tranquila con la irrupción de las nuevas formas de explotación agroindustrial que cambia abruptamente ese mismo paisaje. Es un golpe de mazo al fundamento del paisaje tradicional, es resquebrajar la línea en alto relieve del primer cuadro OH, YES!.

La cuadrícula en sentido diagonal correspondiendo a un patrón imperativo de orden, es uno de los factores dinámicos otra vez en el conjunto de esta escena, producen el efecto de embudo, una vez se cae en el no hay vuelta atrás. Nótese que los racimos de bananos son de color del oro al igual que las letras de la palabra central, mientras que las otras son de color plata, colores equivalentes al dinero, así las frutas pasan a ser moneda de cambio que se apodera del paisaje con voracidad, también llama la atención las palabras escritas con grandes letras de valla publicitaria y de cartel, son invasivas, protagónicas, obligantes y ocupan gran parte del paisaje, estas se corresponden a una transformación cultural, empiezan en español para indicar un hoy que pasa a convertirse en un oh yes de aceptación y satisfacción en idioma inglés, expresión muy oída en las películas y series estadounidenses cuando se remata un negocio con éxito, no debemos pasar por alto que uno de los propósitos de la publicidad es posicionar un estereotipo.

El pequeño cuadrado rojo en el centro de la pintura que hace de punto de equilibrio y punto de la letra i de American lo tendremos en cuenta pues la artista lo ampliará hasta el gran formato para componer toda una serie de retratos que comentaré en otro capítulo, pero aquí es un intento de reestablecer la horizontalidad del paisaje, un intento de recuperar la seguridad y calma de los pies en la tierra para aspirar a la paz y regocijo del cielo, al ubicar este punto en el centro se forma un cuadrado con los racimos en cada uno de los ángulos.

lunes, 27 de octubre de 2008

OH, YES! de Natasha Mc Iver

"Comprar es más americano que pensar y yo soy más americano que ningún otro".
"Lo más hermoso de Tokio es McDonald's. Lo más hermoso de Estocolmo es McDonald's. Lo más hermoso de Florencia es McDonald's. Beijing y Moscú no tienen todavía nada hermoso".
A. Warhol.

El pulso de las pasiones, de la sensibilidad y de la vitalidad de una sociedad, se registra y se condensa en su expresión artística. Fue precisamente una pasión la que se encendió en la artista Natasha Mc Iver cuando se encontró con el verde de la naturaleza de este país. Fue un hechizo de golpe, tal cual como el golpe de la ola en las rocas, que la dejó flotando en una constelación de enigmas deliciosamente insolubles. Enigmas que ha ido plastificando a través de la pintura en diferentes series a modo de un juego vital. Así es como desde hace unos años atrás su espíritu brujo lanza a modo de sortilegio una serie de más de cinco cuadros bajo un estilo que ella llama Trop Pop para vincularse a la defensa de una naturaleza inocente que hoy sigue siendo agredida con toda brutalidad y cobardía.

Una de estas obras titulada OH, YES! fue acertadamente adquirida por el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica MADC y se expuso este mes de Octubre entre otras obras de la colección del museo en el evento “Horizontes Oblicuos”.

Esta composición se basa en un fondo amarillo mantequilla, con una línea gruesa en alto relieve en su parte inferior que atraviesa el cuadro a lo ancho, si dejáramos solo el fondo nos encontraríamos con un paisaje desierto así en la tierra como en el cielo sustentado en un horizonte que remarca la nostalgia de cualquier asomo de vida. Seguidamente aparecen dos monos y dos hombres en tonos totalmente grises, los hombres se ubican en los extremos mientras que los animales están alineados en forma pendular, este símbolo es ambivalente ya que por una lado son parte del paisaje natural, pero por otro, según sus gestos, armonizan su condición primaria con las muecas grotescas de angustia y a la vez de placer de los hombres, y esa posición de péndulo significa la brutalidad e ignorancia entrenada que mueve el mecanismo de todo el sistema como un reloj. En la superposición siguen las plantas y las flores claramente ordenadas en un patrón rítmico de paralelas diagonales formando una gran cuadrícula como una red donde están atrapados todos los elementos vivos del paisaje, red latente que impone un orden y comportamiento matemáticos y antinaturales. Es claro que la posición de los elementos masculinos en el cuadro es avasalladora tratando de dominar toda la escena, además están detrás de las flores en posición clara de poder viril y sus expresiones son exageradamente una mezcla zafia de náusea, angustia y de placer pero no de amor. Por el contrario las representaciones femeninas en tamaño incluso menor que la de los monos están sobre las plantas y las flores semejando muñecas protagonistas de la cándida y seductora sensualidad de las chicas pin ups.

La niña que mira apoyada desde uno de los hibiscus hacia abajo el letrero de OH, YES! le da una fuerza dramática a la tensión de la obra, porque recoge toda la inocencia en su mirada y la hace espectadora de un mercado que involucra lo degradante de la condición humana. Esta frase sirve como nombre de un club nocturno que se anuncia en el exterior del aeropuerto principal de Costa Rica y queda al lado de un museo nacional. Hay que recalcar las múltiples denuncias de medios internacionales sobre el negocio de la prostitución que se ejerce en este país, donde incluso menores de edad han sido afectados. Como se puede notar, la artista maneja el sarcasmo y la ironía como arma para desnudar formas de ser y de pensar que enferman a la humanidad y a la naturaleza. En las próximas dos obras complementaré a través de su interpretación otros elementos que hacen de esta propuesta pictórica una de las más ricas en narrativa plástica.