jueves, 24 de noviembre de 2011

Chopin en una nalga

CAPITULO PRIMERO
Para equilibrar la presentación de esta publicación, me llega un vídeo que me piden no publicar, no publicaré el vídeo, pero nada me dicen del enlace, suena a trampa pero pídale a alguien que no piense en un elefante blanco. No crean que con esto de  las nalgas nos salimos del tema, R. Wagner fue también muy docto en nalgas.


MACBETH
¿Pero por qué razón no pude pronunciar el amén? iEra yo quien más necesitaba la bendición, y el amén se me ahogó en la garganta!
LADY MACBETH
Estas cosas no deben tomarse como tú las tomas; nos volveríamos locos.
MACBETH
Creí escuchar una voz que decía: ¡No duermas más! ¡Macbeth asesina el sueño! ¡El sueño, ese inocente sueño que desenreda la enmarañada madeja del desasosiego, que es muerte de cada día de la vida, baño para las duras fatigas, bálsamo de los espíritus doloridos, segundo elemento de la sabia naturaleza, alimento primordial del festín de la existencia! ...
LADY MACBETH
¿Qué quieres decir con todo eso?
MACBETH
Y siguió diciendo a toda la casa: ¡No duermas más! Glamis ha asesinado el sueño y por ello ya no dormirá más Cawdor, Macbeth no dormirá más.”

Shakespeare, Bethoven y Shopenhauer fueron fundamentales en la composición de vida de R. Wagner.
En todos cuatro hay un denominador común: su recurrencia evidente al inconsciente.
El vídeo anterior muestra una bebita tratando de asir un juguete, noten que toda ella es ese propósito. Mientras intenta agarrarlo con la mano derecha con la mano izquierda aprieta fuertemente el babero, saliva y patea, es toda una danza que responde a una partitura que todavía nadie ha escrito o una música que nosotros no oímos, pero que el corazón de su madre sabe interpretar.
Y lo que puede resultar el acto más inocente de liberación desde nuestro nacimiento mediante el juego y el amor, se torna en la mayoría de los casos en un enfocar toda nuestra capacidad física y de energía a meternos en un embudo hasta quedar presos en la botella del genio. El más claro ejemplo sucede cuando estamos aprendiendo a escribir y a leer, repetir los dibujos y los sonidos letra por letra hasta que seamos cada una de ellas; lo mismo que con las palabras,  los conceptos, las costumbres y las creencias. Así es como terminamos en la telaraña del SER, de lo que S. Freud exploró como el CONSCIENTE.
Telaraña desde la que siempre queremos regresar al ORIGEN, unos con ímpetu, otros con menos intensidad o fuerza.
Esta lucha, tensión y ritmo de pasar de una dimensión a otra, de lo consciente a lo inconsciente, de lo apolíneo a lo dionisíaco, de lo humano a lo divino y viceversa, es constante desde que hacemos consciencia cultural hasta el aliento final.

CAPITULO SEGUNDO
El título de “Chopin en una nalga” proviene del vídeo que está a la derecha de esta página, de Benjamín Zander, cuando él explica los impulsos que hacen los estudiantes de piano desde el primer año de práctica, manifiestos en el cabeceo y el balanceo casi acalambrado de una nalga a otra cuando están tratando de dominar el teclado, y mientras están en su proceso de metamorfosis musical. Estos movimientos irán disminuyendo a medida que el practicante avance en el dominio de las teclas y al final sobre una nalga puedan fluir con libertad, puedan volar…Por paradójico que parezca ese propósito y placer de volar, en este caso concreto (Preludio en Mi menor op.28 #4 de F.Chopin) consiste en volver a casa, representado en el punto de llegada en la nota Mi como lo dice el director.
Este permanente vaivén de salir y regresar a casa, se expresa en el tejido cultural y social y también en el plano individual. En lo social el arte es el medio y puente más evidente de este trasegar continuo. En el individuo es el sueño en primer lugar y el arte en segundo plano, también se debe de tener en cuenta, el trance y medios químicos naturales o sintéticos, como el alcohol y el cigarrillo entre los más comunes. Además tenemos la meditación, donde se puede ir desde los estados de consciencia materiales a los estados sin forma.
En pasadas ediciones ya me he referido a la vibración del OM, hay multitud de escritos y vídeos al respecto en la red y las librerías, aparte de las diversas escuelas y sus variantes de yoga. Vuelvo a mencionar el hecho, ya que nuestro invitado ha basado parte de su pensamiento en un filósofo conocedor y estudioso del budismo A. Shopenhauer. Tal vez de allí provenga su interés en indagar sobre el origen y el fin, y su insistencia en la música como interiorización y no como exteriorización y entretenimiento como solía hacerse en las cortes para los nobles.
Interiorización de la música, este es el cordón umbilical o puente que tenderemos hacia R. Wagner, no relacionarnos con su obra desde la mera información, sino desde las vivencias propias y facultades musicales de cada uno de nosotros, no hay otra forma de “entender” a Wagner sino es interiorizándolo, sintiéndolo, igual ocurre con toda música.

CAPITULO TERCERO
En uno de sus intentos de “explicar” una de sus interpretaciones de la 9 sinfonía de Beethoven para el primer movimiento se refiere a unos versos de Goethe, donde el espíritu de Shakespeare agita el drama para su visión cuando afirma en su obra “Mi vida” que este movimiento es un combate del alma luchando por la felicidad contra la opresión de ese poder enemigo que siempre se nos interpone entre nosotros y la felicidad terrenal.
“Con espanto la mañana me despierta,
Querría llorar con ardientes lágrimas,
Viendo el día que en su transcurso,
No me dará ni un solo deseo, ni uno”.
Notemos entonces que el primer movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven y el preludio del Oro del Rhin se refieren a un despertar, a un empezar a salir de casa, a una apertura de la rosa fresca de nuestro ser ante los primeros momentos del día. Ya muchos están informados que el canto OM es una especie de acorde donde se reúnen tres letras A, U y M, las dos primeras letras forman una especie de diptongo que se canta casi como una O en español y la última letra casi como una ng. Estas tres letras simbolizan, el estado de vigilia (consciente), el sueño (acto de dormir con sueños o pesadillas, inconsciente), y el dormir profundo (sin sueños). Tierra, ser humano y cielo. También había mencionado que esta nota o acorde es la vibración primera que contiene a todas las demás formas de vibración según gran número de místicos y meditadores, aparte de otras simbologías que le dan uso. Pero para nuestro interés inmediato me remitiré solo al acto del dormir y del despertar.
PREGUNTA: ¿Pero porqué si empezamos hablando del “Anillo del Nibelungo” y de personajes tan importantes y de cosas tan complejas que de sólo oírlas ya tomamos la prudente distancia, ahora estamos hablando de algo tan simple, baladí pensarán otros, como es el sencillo acto de despertarse y levantarse de la cama?
RESPUESTA: Porque es en esa línea divisoria entre el dormir y el despertar, entre el inconsciente y lo consciente donde está EL ORIGEN. El punto de apoyo y de intercepción entre lo apolíneo y lo dionisiaco. La chispa que inicia el despertar real, donde podemos hacer consciencia del más allá y del mundo terrenal, así es, es aquí donde encontramos el pegamento universal del todo, el fluido que ata pieza por pieza al universo entero: EL PLACER!!!
¡Oh hombre! ¡Presta atención!
¿Qué dice la profunda medianoche?
«Yo dormía, dormía, -
De un profundo soñar me he despertado: -
El mundo es profundo,
Y más profundo de lo que el día ha pensado.
Profundo es su dolor. -
El placer - es aún más profundo que el sufrimiento:
El dolor dice: ¡Pasa!
Mas todo placer quiere eternidad -,
-¡Quiere profunda, profunda eternidad!»
F.Nietzsche


CAPITULO CUARTO
Volvamos a la cama, sin apurarnos sigamos allí cómodamente acostados con la intensión de estar todo el tiempo necesario para sentir estas palabras, lo menos que hay que tener ahora es prisa, como cuando M. Proust escribió más de 25 páginas narrando como levantarse de la cama.
El alba es luz antes que despunte el sol en el horizonte, los primeros acordes que anuncian al concertista del día, apenas abrimos los ojos pasa algo parecido en nuestro interior, el paso del estado de sueño al de vigilia normalmente deja un espacio donde estamos entre dormidos y despiertos, si ponemos atención a las sensaciones del cuerpo, por ejemplo la presión de la cadera sobre el colchón, las piernas, los pies, los hombros, la cabeza sobre la almohada, se notará un leve placer que aumentará a medida que le demos más atención. El mismo placer está cuando entra el aire a nuestros pulmones y se encuentra con los glóbulos rojos para cargarlos de oxígeno y descargarlos de gas carbónico, parece que ese placer estuviera “iluminando” dentro de nosotros y en la tibieza de las cobijas que nos arropa. No tiene forma, ni color, ni luz, pero ahí está fluyendo y vibrando en los huesos, en las articulaciones, tendones, músculos y piel. Esa sensación de cierto nivel de nuestro placer es el eslabón entre nuestro sueño y nuestro despertar y la vuelta a dormir, dependiendo del nivel de bienestar de vida de las personas este aparecerá de forma intermitente durante el día o estado de vigilia. Este placer allí sentido antes de levantarnos o antes de empezar a dormir puede llegar a ser protagonista, puede llegar a ser nuestro sol interior que nos permita irradiar felicidad y gozo a manera consciente no solo mientras estemos despiertos sino también mientras dormimos. Por el momento me ocuparé del día y en estado de vigilia, ya que una vez el placer esté de forma consciente en todos nuestros actos mientras estemos despiertos quedará más fácil luego tratar el placer durante el sueño, y en otros estados de consciencia.


CAPITULO QUINTO
Bien, aún estamos en la cama, tenemos la opción de brincar de ese estado gozoso y salir presurosos hacia la primera preocupación de la agenda del día y esfumar ese momento mágico, o bien canalizarlo para que crezca e inunde todas y cada una de nuestras actividades diarias. Esto depende de lo que cada uno haga o tenga que hacer. Y lo que cada uno hace es como el recipiente o crisol donde se vierte lo que tenemos dentro y que hemos visto y sentido en ese antes de levantarnos, si dejamos esfumar o apagamos el sol interior del gozo así será la actividad hecha. Y así será lo recibido, una persona apagada ni da ni recibe, no danza ni escucha la música.
La música nace en ese borde entre lo consciente y lo inconsciente, entre cielo y tierra, como comunicación con lo divino para lo cual los sacerdotes entraban en profundos trances y con ello toda la comunidad que celebraba el encuentro con sus deidades. Dejo aquí un vídeo del pianista peruano César Correa, famoso por el virtuosismo de sus picados (staccatos) y “pianos imposibles” en la música popular. En este vídeo es notorio su arrobamiento y trance mientras ejecuta el instrumento. También dejé un vídeo en la parte derecha donde simula un trance como parte del espectáculo montado entre otro virtuoso del violín eléctrico, el cubano Alfredito de La Fe y el vocalista peruano…creo que Fredy Fuertes, no estoy seguro, en ese evento no hay uno solo entre músicos y público que no esté loco de la alegría.
La música es el recipiente o estructura más sublime para verter nuestro estado de placer, porque una vez que a ese estado le amplifiquemos la intensidad vibratoria, su cauce natural de salida es musical, es la danza. Cuando armonizamos movimiento y gozo nos sacralizamos en el orden perfecto del universo, y  si lo hacemos a consciencia hemos dado un paso hacia la divinidad y hacia la celebración de la libertad.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, con toda la paciencia que amerita el momento, hagamos silencio un momento, todo lo prudente que podamos considerar, ubiquemos ese estado placentero del despertar y sin que nada perturbe oigamos al menos el primer minuto del vídeo que dejo al final de esta página, allí verán a un viejerijillo ya conocido, Lorin Mazzel, el mismo director de la pieza “Bajo rayos y truenos” de Johann Strauss  que dejé hace algún tiempo en el 13 bajo el título Nódulo Sinusal.
Es posible que se produzca esa amalgama mágica de nuestro ser y la música, un semitrance o trance total, sobrarán entonces las explicaciones y las teorías. También es posible que en adelante ya entremos en una nueva dimensión del ser, donde todo se relacione con nosotros desde ese placer, desde esa vibración que fundamenta todo lo existente y pasemos a ser seres totalmente musicales, estaremos en la misma puerta del cielo, del amor incondicional, hemos vuelto al ORIGEN, hemos regresado a casa… 

lunes, 14 de noviembre de 2011

Relojes de oro en la playa

Dalí: Cuando voy a la playa con Picasso metemos la mano en la arena y encontramos relojes de oro.
¿Cuando… tú has ido a la playa, has encontrado algún reloj de oro?
A. Jodowroski: Todavía no he encontrado ninguno, pero si he perdido muchos…
El pasado fin de semana, asistí a una feria exposición de la cultura japonesa realizada en la Universidad de Costa Rica. Venía orbitando en mis pensamientos para hablar en esta edición sobre el teatro Bayreuth construido de acuerdo a las necesidades de R.Wagner para la inauguración de “El anillo del Nibelungo” pero en ese evento tuve por necesidad que desviarme un poco del objetivo.
Quienes han tenido la experiencia de las mandalas dibujadas o pintadas ya se han relacionado de alguna manera con su propio centro.
El Zen en sus prácticas de meditación comprende una gama de artes como el origami, el ikebana, el suoseki, el bonsái, la cerámica, los jardines zen, el sumi-e, los haikus, el arte del té y otras expresiones que contemplan el desarrollo del orden de los elementos no a partir de una idea sino del centro de quien ejecuta o practica el arte de su gusto. El centro es un punto propio de ubicación en el vacío de cada individuo o cada persona, una vez que se logra estar en el  vacío el fluir de la energía universal ordena todo movimiento de acuerdo a las circunstancias del momento, es como si nos lanzáramos a flotar a una corriente y nos dejáramos llevar sin oponer resistencia.
Quienes también visitaron la edición del “Nódulo sinusal” al final hay un video de un profesor de percusión que relaciona a los niños desde sus pulsos vitales con el ritmo del universo y al final todos resultan expresando con armonía sus propios pulsos y ritmos. Sucede igual con el encuentro de nuestro propio centro y pulso en el Zen o en lo que sea.
Los que hemos hecho aviones de papel, el primer paso es tomar una hoja de papel tal cual como dirigirse al vacío, a “lo nada hecho todavía”, luego doblamos la hoja de papel a lo largo en toda la mitad y según el modelo, intuitivamente ubicamos un centro que será fundamental para que la mandala papel en tres dimensiones planee una vez lanzada al aire.
Cosa parecida ocurre con todo accionar y práctica humana. Si logramos armonizar nuestro centro con el centro de lo que hacemos lograremos uno de los grandes avances en nuestra afirmación vital, no habrá conflicto en el fluir emocional entre nuestro interior y nuestro entorno, y nuestro que hacer.
Tenemos aquí nuestras manos y su dedo medio (dedo del CORAZON ja ja ja), este dedo de la mano derecha es el que se ubica en el teclado del piano en la nota MI, nota que está en todo el centro de la suma de las teclas del piano.
Recordemos que “El anillo del Nibelungo” empieza precisamente con la nota MI bemol en una vibración tan parecida como un OM de meditación.
El vídeo que encabeza esta publicación pertenece a la película “1900 la leyenda”,  quienes la han visto y quienes la verán les invito a que presten especial atención a este momento de la trama y a la edición que publiqué en el 2009:

"la gente de tierra pierde el tiempo preguntándose el porqué. Cuando es invierno, esperando que llegue el verano. Nunca te cansas de viajar en busca de un lugar donde esperar. A mí no me parece una buena apuesta"

"La teclas empiezan y acaban, 88, no son infinitas. Pero tú eres infinito, y en esas teclas la música que haces puede ser infinita"

"El teclado de esa ciudad es infinito, no es para mí. Viendo toda aquella gran ciudad no se veía el final. El problema no fue lo que vi, sino lo que no vi; no vi donde terminaba, no vi el final del mundo"

“…frente a mí se extiende un teclado con millones de teclas, millones y trillones/ millones y trillones de teclas, que nunca se terminan y ésa es la verdad, que nunca se terminan y que ese teclado es infinito/ Si ese teclado es infinito, entonces/ En ese teclado no hay una música que puedas tocar. Te has sentado en un taburete equivocado: ése es el piano en el que toca Dios”

"En ese barco, había deseos, pero no más de los que cabían entre proa y popa, no más de los que cabían en un piano que no era infinito. La Tierra es un barco demasiado grande, una mujer demasiado hermosa, una música que no sé tocar".

La tensión que se produce entre el deseo de alcanzar a América (el oro del Rhin) y la espera dentro del barco diferencia al músico del resto, el músico hace mucho tiempo llegó a su propio continente, a su propia ciudad, a ser sí mismo, lo que le permite elegir entre quedarse o irse, le permite empezar y terminar a consciencia su vida, y ver dentro de los otros a modo de espectador el mecanismo y circulo vicioso del deseo, la carencia y su satisfacción:

"No estás acabado mientras tengas una buena historia y alguien a quien contársela".
Aceptando y correspondiendo a un desafío de la amiga bloguera Laura Uve, surgido a raíz de una petición por parte mía de ilustrar una de sus publicaciones reedito esta foto tomada de una actividad eco. Pensé en un primer momento para contrastar el uso físico y estético de las prendas de vestir, publicar una foto donde estoy entrando en trance meditativo, y otra posterior donde ya en pleno trance estoy al aire libre bajo una temperatura a menos de 12 grados centígrados sin camisa ni nada que me abrigara de la cintura hacia arriba, los iniciados en esta práctica solo  estábamos 10 minutos, los maestros lo pueden hacer por mucho más tiempo y es algo que escapa a las creencias. Y lo cultural se basa en gran parte en las creencias.