Aristos Veyrud: Laura, ¿Qué hay antes de la Postmodernidad?
Laura Uve: La Modernidad.
Ésta se caracteriza por el desarrollo de ideologías emancipadoras que la
habían inspirado desde la Ilustración: la narrativa ilustrada de la
emancipación de la ignorancia y la servidumbre a través de la educación y la
Razón; la narrativa liberal-burguesa que prometía la emancipación de la pobreza
gracias al mercado libre; y la narrativa socialista (mayoritariamente marxista)
de la emancipación de las mayorías mediante la socialización de los
recursos. A estas narrativas, que se inician en el siglo XVIII, podríamos
añadir el milenario relato cristiano de la emancipación redentora que es muy
anterior en el tiempo.
Laura Uve: Me pregunto, Aristos, ¿qué se entiende por modernidad en el arte?
Aristos Veyrud: El modernismo surge como respuesta a la crisis del realismo,
que consideraba la existencia de
un mundo externo reflejado, como imagen exacta, en
el pensamiento. Uno de los síntomas de las limitaciones del realismo fue la
irrupción de la fotografía que vino a reemplazar por medios mecánicos la
representación pictórica. Este hecho inauguró
el periodo modernista con nuevas expresiones dentro del arte de la pintura con
estilos como el cubismo, el dadaísmo y el surrealismo que casi inmediatamente
legitimarían el abstraccionismo, base del conceptualismo y el abandono
del proceso estético como puerta al
“arte conceptual”, uno de los puntales de la postmodernidad.
Laura Uve: Quizás debieras
aclarar, antes de seguir adelante, qué se entiende por arte…
Aristos Veyrud: Amiga Laura, destacaría, en mi opinión, que el arte como producción
humana es una herramienta que materializa parte de las abstracciones humanas en
formas plásticas con el fin de dominar lo desconocido, lo enigmático o lo que
está en proceso de conocimiento. Allí donde la ciencia o el conocimiento
inmediato no dan respuestas, el arte entra a sustentar, a modelar de forma
verbal, o en cualquiera de las formas estéticas, lo que las sociedades necesitan
para su dominio del mundo. Por ejemplo, una nana o un arrullo no tienen nada de
científico para hacer dormir a un bebé o a un amante, pero se basa en un
conocimiento milenario de un ejercicio humano de donde también han surgido
melodías universales y que funciona mejor que el sedante más sofisticado jamás
inventado. Precisamente esta gama de posibilidades humanas de actuar y proceder
no verbales son la matriz donde toda la estética se gesta, incluyendo el
periodo postmodernista, que se inaugura con la exposición de un orinal por el
artista Duchamp derivándose un nuevo uso de las dinámicas que legitiman el arte
desde la paradoja del abandono del proceso estético.
Orinal Duchamp
Aristos Veyrud: Laura, desde una perspectiva social, ¿qué define la
Postmodernidad?
Laura Uve: El rasgo más distintivo de la Postmodernidad es la caída de las grandes
narrativas de la modernidad a partir de los años sesenta del siglo XX. La
religión se convirtió en un asunto de elección personal en un Occidente laico y
con libertad sexual. El relato ilustrado quedó desprestigiado por los totalitarismos
generados en Europa (en el periodo de entreguerras) y por el dominio de una
Razón instrumental que engullía múltiples vertientes de la vida pública y
privada. El relato liberal fue cuestionado por la desigualdad en la
distribución de la riqueza a nivel mundial y el expolio medioambiental. Por
último el relato socialista acabó en una terrible distopía que se reveló con la
caída de los regímenes socialistas encabezados por la URSS.
La postmodernidad trajo consigo un nuevo espíritu, individualista y hedonista,
con promiscuidad de estilos, el culto a la consumación del ahora y la
relatividad de las verdades.
Aristos Veyrud: Laura ¿Qué le ves de positivo a la postmodernidad?
Laura Uve: Lo más positivo sería la extensión de las libertades y derechos; el
crecimiento de las clases medias y el acceso de las subalternas al confort y el
consumo; la heterodoxia y el relativismo; y la relajación de los tabúes y
dogmas, así como la atmósfera de tolerancia y pluralidad asociada a la vida
urbana. Estas ventajas de la postmodernidad venían auspiciadas por el Estado de
Bienestar y un progreso aparentemente infinito.
Aristos Veyrud: ¿Y de negativo?
Laura Uve: Lo más negativo sería la anulación del espíritu crítico, la ignorancia de
las consecuencias negativas del exceso de crecimiento, el desarrollo de la
ética del tener (frente a la del ser) con un consumismo basado en la creación
de necesidades superfluas y la sustitución de ideologías que lo abarcaban todo
por movimientos dispersos (feminismo, ecologismo, nacionalismo…) que no pueden
afrontar la globalización de la tecnocracia burocratizada. Me llama la atención
la irresponsabilidad de la ciudadanía y la miopía de unas generaciones que se
han creído propietarias de un presente eterno y que han hipotecado el porvenir
de las futuras…. Pero pasemos a hablar del arte postmoderno, ¿cuáles son sus
rasgos distintivos?
Aristos Veyrud: El arte postmoderno para mí, es la angustia de una parte del espíritu por asir cuanto antes cualquier forma de expresión que permita flotar aunque sea mínimamente en ese océano vertiginoso del “todo vale” y que a la vez no vale nada, como diría el poeta en su paradoja peripatética y filosofal “Si el todo no vale nada el resto vale menos” ja ja ja.
Laura Uve: Aristos, ¿qué es lo que consideras más positivo y más negativo del arte
postmoderno?
Aristos Veyrud: Lo más positivo es que lleva al máximo una capacidad de
cuestionamiento de todo lo que pretende consolidarse y legitimarse al punto que
solo puede sustentarse sobre el nihilismo puro o los desechos de todo lo que
logra desintegrar.
Lo negativo es que puede constituirse en el pretexto más válido, en una
trampa de inmovilidad de acción de respuesta física y de pensamiento, de
valoración vital e histórica y de esperanza que da paso a la sinrazón del
totalitarismo militar, económico y mediático. En un universo donde “todo vale”,
será la fuerza, bajo el pretexto que sea, la que tratará de imponerse validada
por ese “todo está permitido”, como coronar a un incitatus como senador y
cónsul, lanzar bombas atómicas sobre civiles desarmados o condenar a millones
de seres a las peores condiciones incluyendo el mismo planeta.
Laura Uve: Aristos, para ir concluyendo, y enlazando con este planteamiento que
consideras negativo, me parece que la postmodernidad empieza a hacer aguas a
partir de la década de los noventa cuando Occidente se ve amenazado por una
globalización que desplaza a ambas orillas del Pacífico los grandes centros de
control y riqueza. El delirio de la opulencia ha llevado a Occidente a una
grave crisis económica, ideológica y política, de la que no sabe cómo salir.
Por otro lado, la modernidad capitalista sigue aquí, más desregulada, soberbia
y digitalizada que nunca. ¿Consideras que el arte postmoderno también entra en
crisis por estos años?
Aristos Veyrud: Bien, con mucho entusiasmo noto que hay un resurgir por el gusto de expresiones locales con el ánimo de constituirse en piezas de comunicación colectiva y mundial, por ejemplo la experimentación de los jóvenes compositores, artistas y poetas en el continente americano. Igualmente es esperanzador todas las rigurosas investigaciones que se llevan a cabo de las tradiciones artísticas y culturales que logran un nuevo lenguaje en todos los ámbitos estéticos. Es sumamente maravilloso, que ese “todo vale” se está convirtiendo en medio y herramienta para hacer brillar expresiones de afirmación estética y de estima que potencian identidad y valoración humana, redención de entusiasmo, esperanza, solidaridad y amor por la tierra, ante un modelo caduco que solo ofrece pobreza, desprecio e infravaloración de todos los seres y sus sociedades.
El arte, como una más de las facultades humanas, se supedita a una
valoración y utilización moral. Tenemos claros ejemplos durante toda la
historia de su utilización para fines específicamente ideológicos, religiosos,
políticos y de mercadeo. Uno de los principales reclamos a una parte del arte
postmoderno es su vacuidad, ausencia de espíritu o, la más de las veces, a su simple servicio de jeroglífico
para interpretaciones y tertulias ilustradas de pedantes al servicio de
despilfarradores adinerados. A un periodo de la historia de la humanidad donde
el ser humano llega a tener un valor de mercancía con su respectivo ciclo de
utilidad, vencimiento y desecho (basura) le corresponde una justificación
estética, o ausencia de esta, pero al tiempo se da el proceso crítico y de
valoración contraria o diferente, a estas alturas ya hemos aprendido a
diferenciar, seleccionar y escoger ja ja ja, podríamos decir que ya estamos
bastante mayorcitos…o para expresarlo en términos estrictamente dionisíacos tal
vez ya estemos a las puertas de poder “superar el ideal ascético mediante el
ideal estético”, todo lo contrario a como hasta ahora nos ha sucedido.
La pregunta
final que nos hacemos ambos es si hay alternativa a la crisis de la
posmodernidad…
Laura Uve: Desde la Utopía que es mi seña de identidad en el mundo virtual pienso que solo
la reflexión lúcida desde la recuperación de ideales de emancipación puestos al
día basados en la ética de la justicia social y la libertad, podemos afrontar
la grave situación actual. Dependerá de nuestra creatividad, de nuestra
inteligencia y capacidad de actuar que podamos “mirar” el mundo de otra manera
y pensar, y sentir, el futuro con parámetros nuevos y justos para la mayoría de
la población mundial. Apelo, pues, a valores como la FILANTROPÍA y la
FRATERNIDAD para caminar “entre lo posible y lo imposible” hacia la UTOPÍA.
Aristos Veyrud: Tenemos que tenerla, de lo contrario estaremos recibiendo la respuesta necesaria del universo: nuestra merecida aniquilación, y todo como si nada, hay espacio y tiempo suficiente en todo el universo para volver a intentarlo o no, ja ja ja, parece que ante la bastedad de lo infinito no somos tan importantes como lo hemos creído…o al menos somos más importantes que el más insignificante capricho de cualquier potentado multimillonario capaz de destruir gran parte del planeta con sus habitantes con tal de obtener el último modelo de un jet o cualquier otra baratija. El arte al final nos pone esa carga de responsabilidad y cuota de consciencia.
No hemos encontrado
mejor manera de acabar este diálogo que proponeros que disfrutéis, después de
tan arduo (esperamos que no árido) tema, con música… El cinturón de Orión porque sus estrellas, brillantes y visibles desde ambos
hemisferios, hacen que esta constelación sea reconocida universalmente.
Todas
las fotografías de Laura Uve, excepto el orinal de Duchamp que está tomado de
google.